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Resaca de la juramentación y primer gabinete Humala

Publicado: 2011-08-03

No se sabe si la provocación de la plancha presidencial de juramentar por la no vigente Constitución de 1979 ha sido un primer paso hacia una reforma constitucional al estilo de Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales. Lo que sí está claro es que el primer gabinete Humala cumple con los requisitos de moderación que prometió el entonces candidato entre la primera y segunda vuelta electoral. Y que, con la sanción a Martha Chávez, se estaría buscando aislar al fujimorismo del resto de la oposición.

La ceremonia de toma de mando vista desde Máncora

Confieso que tuve una sensación de desasosiego al tener que ver el discurso con un pisco sour en mano desde Máncora y no sentado en el Congreso. Al fin y al cabo había trabajado más de tres meses en una campaña para ser elegido Congresista y no lo había logrado. Dos grupos de huéspedes del acogedor hotel Las Cabañas de Antica, en el ventoso balneario de Vichayito (al sur de Máncora), me reconocieron y me animaron diciendo que habían votado por mí. Yo agradecí los votos y mentí diciéndoles que prefería estar con ellos viendo el discurso por la tele, en ropa de baño, copa en mano y el mar azul a dos pasos.

Nos acomodamos a ver la ceremonia, con la esperanza de una alocución sin sobresaltos, acorde con la moderación del gabinete. Grande fue nuestra sorpresa al ver cómo el Presidente Ollanta Humala juraba por el espíritu de la Constitución de 1979, dejándonos entrever que no respetaba la Constitución de 1993. Siguieron imitándolo con creces sus dos Vicepresidentes, quienes juraron por la Constitución de 1979. Luego vino una accidentada ceremonia en la que destacó la voz de la Congresista Martha Chávez quien no paró de gritar durante 45 minutos para llamar la atención sobre el cuestionable hecho. Se le pasó la mano a ella y a sus acusadores que días después la suspendieron 120 días.

“Mal comienzo jurar por una Constitución no vigente”, escribí de inmediato en mi cuenta de twitter, apenas iniciado el discurso de Ollanta. Se me vino a la boca entonces el amargo de angostura, con sabor a la desagradable polarización de la segunda vuelta. Recordé el anti-fujimorismo primario que termina su perspectiva de la historia peruana en 1990. Como si la Constitución de 1979 no hubiese sido el resultado de 12 años de dictadura. Como si la Constitución de 1993 hubiese sido impuesta a la fuerza después del auto-golpe de 1992 y no como resultado de la elección de un Congreso Constituyente y de una aprobación por referéndum. Como si Paniagua, Toledo, García II y el mismo Humala no hubiesen acatado tal orden constitucional vigente al haber ocupado la silla de Pizarro bajo sus lineamientos.

Hay quienes sostienen que se ha dado el primer paso para un cambio constitucional debidamente calculado por el Presidente Humala. Que lejos de haber sido una “palomillada” ha sido una provocación para mantener polarizado el país y empezar a destruir al fujimorismo y al Apra. Que luego vendrá el gasto social para llevar más agua al molino nacionalista. Y que llegado el momento, digamos en un par de años, se convocará a una Asamblea Constituyente que nos llevará directo al socialismo del siglo XXI, luego de haber separado del equipo de gobierno a los personajes moderados que le han dado el equilibrio inicial. Esta es la tesis más cercana al fujimorismo, parcialmente validad por la mencionada sanción a Martha Chávez.

La tesis contraria es la que sostiene que la juramentación no fue más que una travesura, un ejercicio simbólico de repudio al fujimorismo. Que el cambio constitucional no está en agenda y que de darse se haría sobre la base de la Constitución de 1993, sin poner en tela de juicio los fundamentos de la economía de mercado. Como prueba de esta óptica moderada estaría el contenido mismo del discurso de toma de mando y la composición mismo del gabinete ministerial.

El gabinete comentado en Ecuador

Solo puse el pie en Lima, porque partí el martes 2 de agosto al Ecuador, en donde me encuentro para dar una serie de charlas sobre la política y la economía peruana. Las preguntas sobre las elecciones y lo que podría pasar en el Perú brotan por todos lados. La mayor parte de los ecuatorianos piensa que va a pasar lo mismo que con Correa. Yo les explico que es probable que no sea así, por lo menos si nos atenemos al nombramiento del nuevo gabinete.

Los ministros nombrados guardan un equilibrio muy parecido al de las izquierdas moderadas de América Latina. Con Luis Miguel Castilla en Economía y Julio Velarde ratificado en el Banco Central, se garantiza la ortodoxia en el manejo fiscal y monetario. René Cornejo es un buen Ministro de Vivienda, ya que conoce de cerca Mivivienda el fondo más exitoso de promoción de la vivienda conocido. José Luis Silva en Comercio Exterior tendrá que ir migrando hacia una visión más abierta de la economía, como sucedió en su momento con David Lemor. Roncagiolo en Relaciones Exteriores anuncia sensatez al haber ratificado el equipo de Allan Wagner en La Haya. Los Ministros del Interior y Defensa, al igual que los de Educación y Salud, es probable que no hagan muchas reformas y busquen mantener el status quo. En Energía y Minas, Herrera podrá dialogar con los empresarios ya que conoce del tema y, esperamos, sabrá lidiar con un impuesto adicional a la minería que no espante la inversión. Algo similar pensamos del nuevo Ministro del Ambiente. Y agricultura con el más izquierdista de los Caillaux se quedará ahí no más medio estancada, como siempre.

Lo que sí no se entiende es qué tiene que ver el Ministerio de la Producción, manejado por Kurt Burneo, con los programas sociales que se supone va a gestionar desde ahí y que en buena ley debería concentrar un rebautizado Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, a cargo de Aida García Naranjo. “Mocha” tiene experiencia en ONGs y podría ocuparse bien del tema, en lugar de seguir opinando de política general. La campaña ya terminó.

Ah me olvidaba, Susana Baca la Ministra de la Cultura, está por aquí en Guayaquil, para cumplir compromisos artísticos. Ha comenzado su gestión cantando.

Los temas de fondo

Dos son los temas de fondo en debate en el plano económico y político: el papel de las empresas estatales y la modificación de la Constitución.

Se dice que se buscará que las empresas estatales adquieran un mayor dinamismo, lo que no debería generar más gasto fiscal si se hace bien. Pero no vemos en el gobierno quién podría ocuparse de ver el tema en perspectiva. Tampoco está claro el papel que jugará el Banco de la Nación y COFIDE. Lo más probable es que el efecto de este voluntarismo que se usa para fortalecer la idea de un cambio constitucional sea insignificante en la gestión de este gobierno, como de lo fue en los anteriores. No vemos una proliferación de empresas estatales a la vista. Tan solo pasos simbólicos.

La clave para saber si experimentaremos un cambio radical será el que se dé o no un cambio constitucional. De no darse, el Perú pasaría a una fase distinta de relación entre la política y la economía. De no retroceder en este tema –porque más allá de los gestos ir a la constitución del 79 sería retroceder–, podríamos ingresar a un era en la que el cambio de gobierno, bajo cualquier tinte político, no afectaría en lo esencial el crecimiento y la prosperidad. Ojalá.

Guayaquil, 03 de agosto de 2011


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